Origen de la morenada
El origen de la morenada se remonta al empleo de esclavos negros en el Potosí colonial, donde eran comprados por los mineros para reemplazar a los mitayos indígenas.
Los negros ya habían desembarcado en América junto a los conquistadores, los indios quedaron sorprendidos con su color. Al fundar Paria en 1535, Diego de Almagro contaba en su travesía a Chile por los menos con 100 negros.
El tráfico de esclavos hacia Charcas, vía Panamá y luego Buenos Aires, fue monopolio de compañías mercantiles europeas. De acuerdo a los archivos de Liverpool, se calcula que en sólo diez años (1783-93),878 barcos llevaron a la América 300 mil negros, que llegaron a ser vendidos en 15 millones de libras.
El valor económico del negro en Charcas se medía por la edad y su nivel de adaptación. Hombres y mujeres en edad hábil tenían mayor valor. Los morenos "criollos" que tenían algún oficio, costaban más que los "bozales" semisalvajes.
Luego de su remate público, las "piezas negras", iniciaban largas expediciones desde Lima o Buenos Aires hacia Potosí, donde debían suplir al indio mitayo.
Pero el hambre, la sed, el frío, la alta presión arterial, la insuficiencia de oxigeno, el rigor del látigo y las marchas forzadas presagiaban una muerte segura.
El trabajo obligatorio en las "huayrachinas" potosinas y en la Real Casa de la Moneda doblegó fuerzas y obligó a los ricos azogueros, a deshacerse de ellos.
Por su adaptación en los Yungas, se los requirió especialmente para el cultivo de coca y de esa forma Coroico , Yanacachi, Coripata, Chulumani, Irupana y Chicaloma, fueron los poblados con mayor presencia negra.
Sobresalía la hacienda de Mururata por su abolengo étnico, donde se mantuvieron por mucho tiempo las costumbres. Incluso, se cuenta la existencia de un "micro señorío" como la realeza de la dinastía de los Reyes
Fue así que "Angolas y congos bolivianos”, vistos con sorpresa y conmiseración por quechuas y aymarás, dieron lugar a la danza de la "morenada".
Y en ese contexto, el pesado pollerín plateado del moreno, tiene diversas interpretaciones: representaría, por ejemplo, la opulencia de su amo, y significaría también que vestía una costosa ropa de perlas en razón del alto precio que los azogueros pagaban por él.
Mientras tanto, el clásico sonido del traqueo de las matracas recordaría las cruciales marchas de internación de las "piezas negras" hacia charcas, Potosí y los Yungas, acompañadas por el continuo chirriar de las vetustas carrozas y las pesadas cadenas
Resulta todavía un problema desentrañar exactamente cuando, donde y como surge la rutilante danza de fervor y entusiasmo por parte de los indios y mestizos del altiplano boliviano, y ya no por sus propios exponentes, los negros.
Una de las hipótesis se inspira en una rebelión contra el caporal (capataz de esclavos) en un viñal: Una joven negra distrajo con su belleza al caporal, llevándolo a un torrente embriagador. "Fue allí donde lograron ridiculizarlo, obligándole a pisar la uva y mover el torno, convirtiendo el odio en una danza de irónica alegría y burla al poder". Pero lo Yungas no tienen tradición vitivinícola.
Otra leyenda narra lo siguiente: "Durante la travesía, el crujir de los baúles de los amos marcaba el compás en el lento caminar de los negros. El cansancio se expresaba con la lengua afuera, Junto a ellos estaba el caporal y detrás el destello de las armaduras de los amos"